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EL FOTÓGRAFO QUE UNIÓ A UNA BERLÍN DIVIDIDA

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Hablamos con el legendario fotógrafo Rudi Meisel que pasó su vida documentando los dos lados del muro de Berlín.

¿Cuándo piensas en el Este de Berlín durante la Guerra Fría, que te viene a la mente? A lo mejor los eslóganes socialistas manchados en los edificios grises y hoscos, las banderas comunistas rojas, o bien un estado títere soviético atrincherado en la pobreza. Cuales sean los estereotipos, Rudi Meisel, un fotógrafo de magazine y de las calles del Oeste de Alemania, expone para desmitificarlos todos.


LA AUTOBAHN A42 ANTES DE SU APERTURA, CON LA PLANTA DE ACERO AUGUST THYSSEN, BRUCKHAUSEN, DUISBURG, OESTE DE ALEMANIA, 1979. FOTO CORTESÍA C/O BERLÍN

“Mi objetivo era solo de decirle a la próxima generación, que tuvimos esta horrible frontera aquí que no era natural – que la gente se había inventado este sinsentido,” dijo Meisel. “No me lo podía sacar de la mente, y quería mostrar que había gente buena viviendo en los dos lados (del muro).”

Hasta la caída en 1989, había “dos Alemanias” – el Oeste capitalista (FDR) y el Este socialista (GDR). Los estereotipos crecían sin parar mientras los políticos de los dos lados hacían propaganda el uno sobre el otro, exacerbando las tensiones y los malentendidos. Pero Meisel, uno de los pocos fotógrafos de Alemania del Oeste en aventurarse en el Este, quería transcender la retórica política y demostrar las similitudes entre la gente viviendo en los dos lados de una nación dividida.

COMPLEJO DE VIVIENDAS CON TIENDAS, HALLE-NEUSTADT, ALEMANIA DEL ESTE, 1983. FOTO CORTESÍA C/O BERLÍN

En una reciente exhibición en el C/O Berlin, Meisel reunió 80 fotos que capturan y confunden la arquitectura, estilos de vida diarios y gente del Oeste y del Este de Berlín. La exhibición, conforme con Meisel, estuvo diez años trabajándose y pasó por varias iteraciones en su mente antes de que la exposición final se decidiera entre él y su conservador, Felix Hoffman. El objetivo era de unir a dos Alemanias de manera que el espectador se olvidara acerca de las divisiones entre el Este y el Oeste, centrándose al contrario en el elemento humano universal visible en cada escena.

“LA VIDA PÚBLICA ERA MAS LENTA EN ALEMANIA DEL ESTE, LA GENTE TENÍA TIEMPO DE ESTAR EN LA CALLE Y DE HABLAR. ERAN MÁS ABIERTOS LOS UNOS CON LOS OTROS QUE EN EL OESTE.”


“Me pregunté si podría mezclar fotos que había tomado del Oeste con las del Este. (…) No quería decir que el Este es malo y que el Oeste está bien, o bien, este es un coche de Alemania del Oeste y un coche de Alemania del Este,” dijo Meisel.

“Mi conservador y yo encontramos un par de fotos en las cuales hay un enlace, así que después de un rato te olvidas de preguntar, ¿es el Este o el Oeste? Miras la foto y piensas, “Es bueno ver una bonita historia.” Te calienta el corazón y es amable,” añadió.


CITY HALL CENTER, ESSEN, ALEMANIA DEL OESTE, 1985. FOTO CORTESÍA C/O BERLÍN

Las fotos intensas y empáticas de Meisel son del estilo de fotógrafos famosos de documentarios tal como Henri Cartier-Besson. Viñetas de niños riendo y jugando en reservas de carbón, volando cometas en la calle, o mujeres sonriendo relajándose en espacios públicos, pone el énfasis sobre la unidad y no la diferencia.

Durante la Guerra Fría, fue uno de los pocos fotógrafos de Alemania del Oeste que consiguió evitar la censura y que se aventuró en la GDR. En aquel momento, muchos fotógrafos eran presionados para capturar imágenes que reflectaran agendas políticas, y que acentuaran las discrepancias entre el Este y el Oeste. Meisel, que trabajó para el ZeitMagazin, sin embargo, afirmó que era importante para él mantener su propia opinión y ser el autor de su propia historia en todo.


WILDSTRASSE, VOGELHEIM, ESSEN, ALEMANIA DEL OESTE, 1977. FOTO CORSTESÍA C/O BERLÍN

Pero entrar en el Este, no era proeza fácil. Para cruzar el muro de Berlín, Meisel tenía que listar exactamente lo que quería ver, y a dónde quería viajar, unas semanas antes de cada viaje. También le habían asignado un guía del Centro Internacional de Prensa en la GDR cada vez que iba de visita. Sus viajes duraban entre tres y diez días, y muchas veces lo hacía sentirse completamente deslocalizado de Alemania del Oeste.

“La gente en la FDR no me podía llamar por teléfono ni nada. Pero eso significaba que me podía concentrar por completo en mi trabajo en el Este, “recuerda.

El socialismo de estado de estilo soviético ha dejado en una desventaja económica considerable a la GDR en comparación con su contraparte consumista del Oeste. Aún, así, sintiéndose “20 años por detrás de la FDR”, Meisel recuerda sentirse emocionado por las fuertes relaciones sociales y redes entre la gente en el Este.

FERIA DE DIVERSIONES EN FRENTE DE LA PLANTA DE ACERO AUGUST THYSSEN EN BRUCKHAUSEN, BEECK DUISBURG, ALEMANIA DEL OESTE, 1979. FOTO CORTESÍA C/O BERLÍN
MARKET HALL, DIRCKSENSTRASSE, ALEXANDERPLATZ, MITTE, BERLIN, ALEMANIA DEL ESTE, 1980. FOTO CORTESÍA C/O BERLÍN

“La vida pública era más lenta, la gente tenía tiempo para estar en la calle y hablar. Eran más abiertos los unos con los otros que en el Oeste,” dijo Meisel, que empezó a reconocer caras familiares que lo saludaban cada vez que visitaba el Este. El ritmo de vida era tan diferente que Meisel sentía que entraba de nuevo una “sociedad más rápida” cada vez que volvía a entrar en el Oeste después de un viaje al Este. Las conexiones entre la gente parecen más frías, y más tenues en el Oeste.

Pero las aventuras de Meisel en el Este no estaban destinadas en durar para siempre. Cuando el muro de Berlín, finalmente, cayó en 1989, Meisel supo que su particular y personal historia se caía con él.

“Sabía que mi historia estaba acabada, supe que habría un deseo mayor para la gente del Este de ver el Oeste – que tendrían un fuerte deseo para consumir cosas,” dijo.

“Era bastante ingenuo, pero lo que yo quería era hacer una historia acerca de los seres humanos.”

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